Crema rápida de marisco
Desde que vivo en España sin duda como mejor de lo que comía en Argentina. Uno de los motivos, aparte de mi renuncia a la carne a los 17 años (¿pero qué clase de Argentina eres? me han preguntado en más de una ocasión), es la gran variedad, disponibilidad y consumo de productos del mar aquí. Irónicamente, a pesar de los miles de kilómetros de costa que tiene, en Argentina no hay demasiada costumbre
de comer pescado regularmente, y por lo tanto la oferta es mucho más limitada.
Las gambas siempre fueron un favorito en mi familia -tanto la de origen como la actual (que es, culturalmente, mixta). Cualquier ocasión especial, todas las celebraciones, venían con gambas. Aún así, me llevó más o menos una década adaptarme a la costumbre local de chupar el juguito de las cabezas de las gambas. Por más que me dijera I. que era la parte más deliciosa y sustanciosa, le creía, pero no me veía capaz. Cuando por fin lo conseguí, supe que el camino a la asimilación completa estaba llegando a su fin (o, al menos, fue un gran paso adelante). Ahora las devoro, jugos cerebrales y todo. Y B. y O. lo hacen desde que empezaron a comerlas (y a amarlas).
Esta sopa me la enseñó Ana Torrontegui, una gran cocinera. Es una manera económica si las hay de aprovechar las gambas al máximo: guardando las pieles y cabezas, que se tuestan en un poco de aceite para luego hacer un caldo que se licúa, cabezas y todo, antes de pasar por el chino. Una delicia, y te hace sentir menos culpable de gastar esos euros extra en gambas, ya que sabes que las aprovecharás dos veces.
La consistencia final es una crema no muy espesa, que se puede tomar tal cual, como un primer plato, o añadiendo un par de puñados de arroz e incluso unos trozos de pescado (o incluso un poco de kuzu si la quieres más espesa) si quieres convertirla en un plato más sustancioso.
Crema rápida de mariscos
Ingredientes: carcasas y cabezas de 1/4 kilo de gambas (o las que haya
tomado tu familia en la comida anterior)
2 zanahorias, en trozos
2 cebollas, en trozos
1 hoja laurel
1 cucharada aceite de oliva
2-3 tomates, pelados y sin semillas
2 pencas apio, en trozos
2 puñados arroz cocido (opcional)
perejil picado, para servir
Calentar una cazuela con un chorro de aceite. Añadir las cebollas y una pizca de sal. Saltear unos minutos. Añadir los restos de gambas y la hoja de laurel. Tostar unos momentos más. Añadir las verduras y 4 tazas de agua. Llevar a ebullición y dejar hervir durante 25 minutos aprox. Apagar el fuego, quitar la hoja de laurel y pasar con la minipimer (sí, cabezas y todo).
Luego pasar por el chino, apretando bien contra los lados para aprovechar al máximo todo el jugo. Servir con un poco de perejil picado por encima.