Crema de castaña, manzana y granada

En IES Barcelona doy un curso bastante concurrido que se llama Food as an Expression of Culture. En él, los estudiantes norteamericanos que están pasado un semestre en Barcelona aprenden no sólo las costumbres culinarias de las diferentes regiones españolas, sino también cómo la comida y todo lo que la rodea está cargada de significados simbólicos culturales. 

El semestre pasado un grupo preparó una presentación sobre Galicia y trajo castañas pilongas a clase como comida representativa de la región. No sabían, pobrecitos, que no se podían comer así tal cual (a menos que tengas un dentista muy a mano), pero también nos enseñaron que hay una superstición ligada a ellas: da buena suerte llevar una en el bosillo a toda hora. Al finalizar la clase me regalaron una bolsa llena para preparar en casa a mi libre parecer, ya que la clase no podía comerlas (aunque algunos pocos atrevidos sí se llevaron una para el bolsillo).

Como con la calabaza blanca gigante de la que hablé aqui´, el regalo fue un estímulo para preparar algo nuevo. La primera receta que preparé con ellas fue este postre inspirado por una receta de Montse Vallory, del cual hice una versión para una cena de EatWtih, después de experimentar con la familia. A pesar de no llevar azúcar, es sorprendentemente dulce; de hecho B. me pidió aumentar la proporción de manzana para que no lo fuera tanto. 

Crema de castaña, manzana y granada
Ingredientes para 6-8 personas: 
1 taza castaña pilonga (remojada toda la noche) 
200 gr compota de manzana (Cal Valls)
1 taza zumo de granada eco
2 cucharadas crema de almendra
1 cucharita extracto puro de vainilla
1 pizca sal
almendras tostadas y gruesamente picadas, para decorar
unas hojitas de menta fresca, para decorar

Colar las castañas. Cubrir de agua fresca y hervirlas con una pizca de sal marina hasta que estén tiernas (en olla a presión disminuyes el tiempo bastante). Colar las castañas y ponerlas en el vaso de la procesadora o minipimer junto con el resto de ingredientes. Procesar hasta lograr una consistencia cremosa. Servir en copas o vasitos de cristal. Enfriar en la nevera. Antes de servir, decorar con unas hojas de menta fresca y/o las almendras tostadas.