Paté de calabaza y tahín

Siendo hoy el día de acción de gracias, me pareció apropiado ofrecer otra receta de calabaza. En casa no hacemos cena tradicional de Thanksgiving (en principio porque en nuestra dieta no entra el pavo; yo no como carne e I. es alérgico a las aves!), pero cada año intento hacer una pumpkin pie, mi favorita. A ver si hoy me animo, os compartiré el resultado.

A un mes de la mudanza, necesito que B. y O. se vayan acercando a las tradiciones de allí; al menos tomaremos un rato para estar en familia y pensar por qué estamos agradecidos este año. Es un buen ejercicio para hacer regularmente -más que una vez al año!- y a los niños les encanta. 

Adoro los patés vegetales, a toda hora y en todas las comidas; en pan o tortitas de arroz para desayunar o merendar, con bastones de zanahoria, apio y calabacín para un almuerzo ligero, o acompañando un plato de arroz integral para un plato más completo. Hay algo en su consistencia cremosa que me pide el cuerpo a toda hora, siempre estoy buscando nuevas ideas para procesar.

Este paté es uno de las recetas que preparamos en mi último taller en Barcelona, inspirado en una receta de mi amado Ottolenghi. También lo serví en una cena de amigos junto con un par de patés vegetales más de diferentes colores (uno verde, uno rojo). Es un plato perfectamente otoñal; al dulzor natural de la calabaza se añade la grasa buena (y deliciosa) del tahín. Si quisieras darle un contrapunto podrías añadir un poco de perejil o cilantro picado, pero yo preferí mantenerlo tal cual. Se puede servir con triángulos de pan de pita o crudités, o incluso como acompañamiento de un plato de cereal calentito. La receta original iba con sirope de dátil; yo uso sirope de arce, una pareja perfecta para la calabaza.  

Paté de calabaza y tahín

Basado en una receta de Jerusalem

1 calabaza

1 cucharita canela en polvo

sal marina

3 cucharadas aceite de oliva extra virgen

50 g tahín blanco

100 ml crema de avena

1/2 diente de ajo

1 cucharada semillas de sésamo blancas y negras, tostadas (o, las que tenga)

sal Maldon

Precalentar el horno a 200ºC. Pelar la calabaza y cortarla en trozos grandes. Ponerla en una fuente para horno y echar por encima el aceite de oliva, la canela y un poco de sal marina fina. Mezclar con las manos para que quede todo cubierto. Tapar con papel aluminio y hornear durante 1 hora, mezclando una vez. Quitar del horno y dejar entibiar. Añadir el ajo machacado, la crema de avena y el tahín. Machacar bien todo con un tenedor (podrías también procesarlo pero no hace falta). 

Colocar el paté en una fuente plana y hacer dibujos ondeados con un tenedor. Espolvorear por encima las semillas de sésamo, verter el sirope de arce y acabar con un poquito de sal Maldon. 

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