Bizocho de almendra y canela

Me gusta la repostería improvisada, que se monta rápido. Me gusta, un domingo a media tarde, cuando la necesidad aparece, improvisar una merienda dulce casera. No me gusta pasar horas preparando las diferentes capas de un pastel. De hecho, tampoco me gustan los pasteles con muchas capas y texturas. Me gusta el bizcocho. No me gusta la crema. 
Hay quien distingue entre un cocinero y un repostero porque el repostero tiene que seguir instrucciones extremadamente precisas y apenas puede jugar con cantidades y técnicas, a riesgo de que un pastel no suba o unas galletas salgan demasiado duras. Pero hay quien prefiere correr el riesgo.

Eso fue exactamente lo que hice con este pastel. Era un domingo, habíamos estado trabajando toda la mañana en el huerto y la hora de la merienda se acechaba. Vi esta receta en el blog de Cléa, y vi que tenía casi todos los ingredientes a mano. Menos el ruibarbo, claro, que, muy a mi pesar, no frecuenta estos pagos. Además, en casa somos todos bastante conservadores con mezclar fruta con otros alimentos; los únicos postres de fruta que nos gustan son los de manzana o, a lo sumo, pera. Por eso la merienda casera dulce más frecuente es el famoso bizcocho 1, 2, 3. Así que decidí pasar por completo de la fruta y hacer el pastel así, a secas (aunque salió perfectamente húmedo, decidí darle un toque más, opcional para cada consumidor, mezclando queso fresco batido con sirope de agave. Un poco de ralladura de limón o naranja habría estado genial pero acabábamos de volver de París y no tenía nada). 
Lo que más me llamó la atención de esta receta es que no lleva ni aceite ni mantequilla, sino crema de almendras (tanto en la masa como en el crumble que va por encima), cosa que le da no sólo la grasa que necesita, sino también el dulzor característico de la almendra. Es el bizcocho ideal para tomar por la tarde con un té Rooibos (o, para los cafeteros, un cappuccino con mucha espuma). 

Bizcocho de almendra y canela
Ingredientes: 
150 gramos harina integral a elección (yo usé espelta y un poco de arroz)
2 cucharaditas levadura en polvo
1 cucharadita canela en polvo
1 cucharadita esencia pura de vainilla
1 huevo
60 gramos sirope de arce, o azúcar integral de caña
2 cucharadas. miel , o agave o melaza
50 gramos crema de almendras
100 ml leche de arroz
para el crumble
50 gramos harina
25 gramos copos finos de avena
30 gramos azúcar integral de caña
1 pizca canela
30 gramos crema de almendras
1 chorrito aceite de oliva

Precalentar el horno a 180ºC. 
En un bol grande, mezclar las harinas, el polvo de hornear y la canela (y azúcar, si lo usas). 
En otro bol mediano, batir el huevo con la miel, el puré de almendras y el sirope de arce (si usas). Incorporar la leche. Verter todo en el bol de las harinas y mezclar hasta obtener una masa homogénea. 
Verter todo en un molde forrado con papel vegetal (o bien enmantecado y enharinado). 
Hornear durante 10 minutos mientras preparas el crumble: 
Mezclar todos los ingredientes del crumble y amasarlas con las puntas de los dedos. 
Repartir sobre el pastel a los 10 minutos de cocción y devolver al horno durante unos 30 min. más aprox. (que salga limpio el cuchillo). 
Dejar entibiar antes de probar. 
Servir con una mezcla de queso fresco batido con sirope de agave (aparte, en un bol) o compota de manzana o yogur griego.