Pesto de albahaca y almendras

Aviso: Tienes que probar este pesto.
Advertencia: Puede resultar adictivo. Hay que saber parar.

Nací con muy buen sentido del olfato. Esto puede ser una bendición pero también un castigo. Por las mañanas cuando me tomo un café (más bien, me tomo mi crema de cereales mientras los demás toman café) en el mercado de Fort Pienc después de dejar a los niños en el colegio, a veces el olor que atraviesa el mercado sobre las 9:30, de algún embutido grasiento a la plancha me puede llegar a provocar náuseas. Bruno heredó mi sentido del olfato, y como es un niño y los niños tienen todos los sentidos más agudos, a menudo los malos olores le dan arcadas, incluso ha llegado hasta el vómito alguna vez.
En otras ocasiones el mismo don puede dar beneficios: ciertos aromas me transportan a un estado de placer sensorial.
Uno de mis olores favoritos es el de la albahaca (este gel de baño me encanta). Ahora que empieza a estar de temporada, probé este pesto del libro The Modern Vegetarian Kitchen de Peter Berley. Sé que lo repetiré muchas veces, y probablemente sea la base (sí, la base, a pesar de ser la salsa) de alguna ensalada de cereal o de pasta para nuestro próximo picnic (qué bien que ya es temporada de picnics!).

La novedad de esta receta es que está hecho con almendras: el pesto tradicionalmente se hace con piñones. Las almendras son no sólo menos caras, sino también más suaves (y una excelente fuente de calcio). Berley también sugiere probar la receta con otros frutos secos, como nueces.

Yo me siento una heroína porque acabo de pelar y moler todas las almendras a mano alzada (en mi mortero favorito, uno de los objectos-fetiche de mi cocina), pero si no quieres, no hace falta: compra polvo de almendras (biológico, mejor) y ya está. Verás que el resultado no es tan aceitoso como el pesto al que estamos acostumbrados; esta textura también lo hace más versátil, ya que se puede usar como un paté para bocadillos o para mojar bastones de zanahoria y apio. Si quieres convertirlo en salsa, simplemente añade un poco más de aceite, o quizás, para hacerlo menos pesado, un poco de agua y un poco de aceite.
Modifiqué un poco la receta original, básicamente usando menos ajo, porque me gusta que predomine el sabor de la albahaca y no el del ajo crudo, que es tan fuerte.


Pesto de almendras y albahaca
Adaptado de P. Berley, The Modern Vegetarian Kitchen

Ingredientes:1.5 tazas de almendras*
40 gramos de hojas frescas de albahaca
ralladura y jugo de 1 limón pequeño
3/4 taza aceite de oliva extra virgen
1 diente de ajo, pelado
1 cucharadita sal marina

Pelar y moler las almendras hasta que quede un polvo (lo más fácil es en una procesadora; como yo no tengo, lo hice a mano en un mortero. Más fácil aún: comprar polvo de almendras). Añade la albahaca lavada, el jugo y la ralladura de limón y el ajo. Procesar en procesadora o con la minipimer. Poco a poco añade el aceite (intenta no pasarte con la procesadora porque la albahaca se oxida). Añade la sal y comprueba que esté a tu gusto.

Para conservar el pesto, ponlo en un bote de cristal, cubre el pesto con una capa de aceite de oliva y ciérralo bien. Debería aguantar 2 semanas en la nevera, pero no creo que llegue; te lo devorarás antes.

*Si compras almendras con piel, son fáciles de pelar: hierve agua en un cazo y añade las almendras, déjalas hervir durante 1-2 minutos. Luego pasar a un colador bajo el grifo de agua fría hasta que estén suficientemente frías para poder manipularlas. Aprieta cada almendra entre dedo gordo e índice, y la piel sale sola.