Salteado de setas shitake, flores de yuca y remolacha

Mis jueves este semestre son muyyy largos. Pero jueves también es el día que reparte Horta de Capolat en casa. Y un jueves de esos laaarrgos al llegar a casa me encontré una sorpresa: Enric y compañía me habían dejado un regalo maravilloso: unas preciosas flores de yuca de su propio jardín.
Uno de mis vicios es intentar tener flores frescas en casa. Como no tenemos ni balcón (ni manos habilidosas) las plantas no sobreviven en casa, y las flores frescas son la manera de tener algo de naturaleza en casa. O. heredó esta debilidad de mí y semanalmente convertimos esta afición en una salida madre-hija.
Las flores de yuca eran bien bonitas pero venían en una bolsita blanca cerrada, y no tenían tallo suficiente para colocarlas en un jarrón. Me habían dejado una nota: ¡ah: flores comestibles! O. y yo volvimos a la nevera y probamos un pétalo cada una: amargo. Amarguísimo. Como una endivia pero más amargo. (O. de hecho no pudo tragarla.) Había que cocinarlas; ¡Un reto!
Rápidamente me metí en internet -aprendiendo de paso que es la flor oficial del estado de Nuevo México. La gran mayoría de las recetas para flores de yuca que encontré eran o bien rebozadas y fritas (como las flores de calabacín), o bien con huevo. Esa misma noche intenté una tímida tortilla que la familia aceptó. Eso sí, todas las fuentes recomendaban escaldar los pétalos en primer lugar para quitar un poco el amargor. 
Al día siguiente preparé con las flores que quedaban este salteado otoñal con un ingrediente favorito que nunca falla, las setas shitake (que además van muy bien para reforzar el sistema inmune, cosa que el incipiente frío me estaba pidiendo). Para darle un toque de dulzor y color (aquí hay que ir con cuidado porque te lo tiñe todo) le añadí remolacha que había asado la noche anterior. Acompañé el plato con unas albóndigas de lentejas, pero fácilmente lo podrías convertir en un plato más contundente con unos dados de tempeh o tofu ahumado. También lo imagino como una bruschetta con un poco de aceite y tomate de fondo, o este maravilloso tartar de algas con aceitunas negras. (A la semana siguiente me volvieron a enviar flores y esta vez hice un salteado con hojas verdes de nabo, otro comestible ignorado. Delicioso! Herví primero las hojas de nabo y las flores, y luego las salteé con un poquito de ajo y mezclé todo con dados de tempeh doraditos para una comida rica y completa.)

Salteado de setas shitake, flores de yuca y remolacha
Ingredientes
200 gr. setas shitake frescas
1 diente ajo
sal y pimienta
aceite de oliva extra virgen
1 remolacha pequeña
unas cuántas flores de yuca
unas hojitas de tomillo fresco

Asar la remolacha (o tenerla ya preparada de una comida anterior). Cortar en rodajas finas y reservar. 
Quitar los pistilos de las flores, reservando solamente los pétalos. Lavar los pétalos y escaldarlos unos minutos en agua hirviendo con sal. Colar bien y reservar.  
Lavar las setas, secarlas y cortar en trozos medianos, quitando los tallos (que son muy duros, pero ¡no los tiréis! Quedan muy bien en el caldo.). 
Calentar una sartén de fondo grueso con un chorrito de aceite. Añadir el diente de ajo machacado y una pizca de sal. Remover 1 minuto. Añadir las setas con otra pizca de sal. Saltear hasta que estén doradas. Añadir las flores y saltear otro minuto. A último momento añadir la remolacha y mezclar poco para que no se quede todo rosado. Espolvorear con pimienta negra recién molida y unas hojas de tomillo fresco.