Armar una cocina

Durante los meses anteriores a la mudanza, nos dedicamos con fervor a vender todas nuestras cosas. Llevábamos 15 años viviendo en la misma casa, y si bien nunca me pareció una casa recargada, porque no es nuestro estilo, a la hora de desmontarla para reducir nuestras pertenencias a unas pocas maletas, los objetos parecían brotar de las paredes. No fue fácil pero le pusimos empeño y nos sorprendió incluso el placer del desprendimiento. Fue un ejercicio de limpieza profunda y un gran aprendizaje que nos hizo ver cuántas cosas innecesarias acumulamos. Los objetos iban desapareciendo progresivamente y la casa se veía cada vez más bonita, y no echábamos a faltar nada (o casi).

Ahora, ante la perspectiva de empezar de cero, quiero ir con cautela para no acumular de más. En un par de semanas nos mudaremos a la casa nueva, y de la nada tengo que equipar la cocina como para preparar las comidas familiares de cada día desde que nos mudemos (aquí los niños llevan comida cada día al colegio) y, eventualmente, empezar a dar talleres de cocina (hay ya un esbozo de proyecto en marcha!). Cómo empezar de cero, qué utensilios elegir, cuáles son los fundamentales? Mi cocina de Barcelona fue compuesta muy poquito a poco, a lo largo de años y durante un largo proceso de aprendizaje; ahora, sabiendo un poquito más, la tarea de pensar en lo absolutamente básico me divertía y obsesionaba un poquito. Llegué a hacer listas durante las noches insomnes del jet lag de los primeros días, y luego listas de deseos por escrito y en mi cesta de amazon.

Quería compartir con vosotros lo que llegué a comprar después de horas de fríos análisis (y algunos caprichitos también, por qué no, después del estoicismo con el que solté todas mis cosas en Europa). Hay muy poquitas cosas que eran tan fundamentales que vinieron conmigo: básicamente mis cuchillos (os recomiendo tener dos: un cuchillo de chef y un cuchillo pelador) y las sartenes de hierro colado.

Aquí va la lista de lo que considero 10 básicos. Con esto empezaré en mi cocina nueva de Berkeley:

1. Un par de ollas de acero inoxidable.

Con dos alcanza: una más pequeña (1 o 1,5 litros) para cantidades pequeñas o salsas, y otra grande (6 litros es suficiente) Desde que estudié en el Natural Gourmet Institute soñaba con tener ollas de la marca All-Clad, que es la usaban en la escuela y recomendaban todos los profes/chefs. Pero sus precios son realmente prohibitivos, y después de darle muchas vueltas me decidí por Calphalon, y conseguí una buena oferta de un set en Amazon.

2. Un wok de hierro colado.

En mi cocina de Barcelona reinaba un enorme wok de hierro colado esmaltado por fuera de color azul de Le Creuset. Lo vendí por nada (por suerte se lo quedó una buena amiga, y me consta que lo usa continuamente y siempre piensa en mí cuando lo hace). La cocina de la casa temporal donde vivimos al principio no tenía wok y me di cuenta cuánto lo usaba, así que fue de las primeras cosas que pedí. Pero Le Creuset no es tan fácil de sustituir. Finalmente me decidí por éste de la marca Lodge (americana, es la marca de mis amadas sartenes de hierro -las que recomiendo siempre en mis talleres- que están en camino desde España; una de las pocas cosas de las que no me deshice). También lo pagué bastante menos en amazon, qué maravilla. Anoche preparé este wok de bok choi, cebolla roja y yuba (la "piel" del tofu, hecha con el cuajo que se forma al hervir la leche de soja), acompañado de bolitas de arroz integral que hice con O. según una receta de su profesor de cocina del colegio -sí, tienen clases de cocina una vez por mes con un profesor macrobiótico!).

Wok de bok choi, yuba y cebolla roja con bolitas de arroz.

Wok de bok choi, yuba y cebolla roja con bolitas de arroz.

3. Una minipimer o batidora de inmersión.

Como ya sabéis, soy fan de las sopas. En Berkeley tenemos la ventaja de poder tomarlas todo el año, gracias a un clima suave pero nunca demasiado caluroso. De hecho, como dijo Mark Twain, el invierno más frío por aquí suele ser en verano. Nosotros llegamos para el invierno más cálido de los últimos tiempos; podemos pasar ratos en manga corta al sol en pleno enero. Pero las sopas y cremas siguen siendo mi cena favorita, ya que por la tarde cuando cae el sol refresca y apetece algo calentito. Aquí todo el mundo suele tener procesadoras; yo de momento me abstuve y compré una minipimer tal como tenía en Bcn. De momento preparé un par de cremas de azuki con boniato, y una de zanahoria con acelgas y dukkah (delicioso condimento egipcio de frutos secos, especias y semillas), basada en una receta de este libro, del que intentaré hablaros en breve. También compré, en este rubro, un cucharón, y  unos termos de sopa para que los niños puedan llevarlas en su lunchbox al colegio.

4. Estos peladores de verduras. Ya tenía unos parecidos en Barcelona, que misteriosamente se fueron perdiendo hasta que ya no me quedaba ninguno (no sé si caían a la basura con los restos de pelar). Me gusta más este tipo de pelador, en que el movimiento es hacia dentro, que los típicos americanos con los que pelas hacia afuera. Son económicos y al ser de acero carbón, no pierden el filo.

5. Dos tablas de cortar, una de madera y la otra de polipropileno. Vamos a ver si con sólo estas dos tablas de buen tamaño me alcanza, en vez de tener muchas tablas pequeñas. El motivo por el cual hay que tener dos: la de madera será de uso regular para casi todo y tendrá su sitio fijo en la mesada. Pero la madera es porosa y la carne y el pescado crudos requieren su propia tabla, en un material más estéril,  para evitar contaminación.

6. Papel vegetal. Un aliado que nunca falta para ahorrar muchas horas de limpieza. Cuanto más grande el paquete, mejor. Empiezo con éste, 19 metros cuadradors. A ver cuánto me dura.

7. Un molde de pan, preferentemente de silicona. Para la receta que nunca falta en mi congelador, el pan de Sarah y mío.

8. Mi exprimidor favorito. Manual, no eléctrico. En mi cocina se usa más el zumo de limón que el de naranja. Tuve uno parecido durante años pero era de color amarillo y se fue descascarando la pintura con la acidez del limón, así que esta vez opté por la versión en acero.

9. Tuppers de cristal y boles de varios tamaños para cocinar, servir y guardar.

10. Otros varios, imprescindibles en mi cocina: Cucharas de madera y espátulas de silicona. Una espátula de metal para cuando horneo galletas o para girar el pescado a la plancha. Cucharas y tazas de medir.

Algunas cosas que siguen en mi lista pero no son primordiales para cocinar: molinillo de especias eléctrico, mandolina para cortar verduras, bote para germinar.