Taller de desayunos sanos

El fin de semana pasado di un taller sobre desayunos sanos. El resultado fue tan positivo que me hizo ver que tengo mucho que hacer todavía, y me impulsó a empezar este blog.

La gente que participó en el taller quedó entusiasmada, no solo con las recetas concretas (y deliciosas) que preparamos entre todos, sino con una manera de comer y pensar en la alimentación que todavía es desconocida para muchos: la cocina energética, comer pensando no solo en el paladar y en el momento de sentarse frente al plato de comida, sino también en los resultados y efectos posteriores generados por lo que como.

Cuando pregunté a cada uno qué suele desayunar por la mañana, y, a continuación, cómo se sienten a lo largo de la mañana, muchos abrieron los ojos como platos, al asociar dos cosas que, sorprendentemente, jamás se les había ocurrido poner en conexión (qué como: cómo me siento). Comprendí entonces que mi trabajo en este campo recién empieza, y que hay muchísima gente allí fuera a las que empezar a 
hacer esta asociación y reflexión les podría venir muy bien. Irantzu, la directora de Link Yoga, donde hicimos el taller, me dijo emocionada que esto era mi misión, mi dharma o deber ético. Las resonancias del taller y el agradecimiento de la gente me animaron a pensar no sólo en hacer este blog sino también en organizar el siguiente taller para 
diciembre –que versará sobre cocina sana de invierno (más información en breve).

Varios de los asistentes tenían problemas de salud concretos que, con una buena alimentación, podrían mejorar significativamente. El problema es que mucha gente, a pesar de estar atendidos por profesionales especialistas, siguen teniendo mucho desconocimiento en cuanto a qué nos conviene comer. Por ejemplo, una chica sufría de colon irritable, y cuando habló de sus hábitos de alimentación, se notaba que ella tenía la mejor voluntad para comer mejor, pero le faltaba la información (me preguntó incluso por la Coca Cola!). Otro chico, con serios problemas de colesterol, contó que siempre desayuna un bocadillo de pavo, porque es lo único que puede comer, como si los bocadillos solo se pudiesen hacer de embutido.

El taller fue una excelente ocasión para, después de moverme mucho en ambientes donde la gente ya está muy al tanto de estas cosas, entender qué necesidades concretas tiene la gente que no ha recibido formación sobre el tema del comer sano. Montse Vallory lo dijo en un curso de cocina anti-cáncer que hice con ella hace un tiempo: si queréis tener trabajo, dedicaros a la cocina natural. En este momento, como 
consecuencia de todas las enfermedades que se pueden conectar, directa o indirectamente, con la mala alimentación occidental provocada por la industrialización masiva de la comida (entre otros factores) la gente empieza a interesarse cada vez más por el tema. Me hace muchísima ilusión, después de recibir tanta formación e información sobre el tema en los últimos años, empezar a dar un poco a los demás, y ver que puedo ayudar a la gente de manera muy concreta y sencilla. Con algunos 
pequeños cambios en nuestros hábitos cotidianos podemos comer mejor y sentirnos mejor.

Otro tema interesante lo planteó un chico cuando se preguntaba qué dirían los compañeros de trabajo si él apareciera una buena mañana con un bote de crema de arroz y mijo para desayunar.

A otro nivel, la falta de información se relaciona con no saber dónde conseguir algunos productos más sanos. “Yo esto no lo veo en el Mercadona,” me dijo alguien cuando hablaba del mijo y la quinoa. Mucha gente se agobia, pensando que comer sano implica mucho tiempo de dedicación, no sólo en la cocina sino también a conseguir ingredientes exóticos e imposibles de encontrar. Pero no es así, todo es cuestión 
de organizarse. Además hoy tenemos la suerte de contar con la compra online, hay muchas empresas ya que se dedican a vender productos ecológicos e integrales, tanto frescos como envasados, por Internet, que luego envían a domicilio. O sea mucho más rápido y cómodo que ir a hacer la compra al supermercado!