Calabacines rellenos de Menorca

Sé que hace no tanto tiempo les ofrecí esta receta de
calabacines rellenos
. Pero tengo un par de excusas, o mejor,
justificaciones. En primer lugar, el calabacín es una de mis verduras
favoritas (cosa no difícil de comprobar dada la cantidad de recetas con calabacines que hay en este blog). Muy a diferencia de tanta gente que cree que no sabe a
nada, que es pura agua, a mí me parece versátil, sutil y elegante. Y
si no me creen, miren estas recetas que colgó mi admirado Yotam Ottolenghi
en su columna hace poquito (más o menos el mismo día que yo hacía esta
receta menorquina).

Segundo: esta receta está hecha no con los típicos calabacines verde
oscuro que uno suele encontrar por estos lares, sino con los claritos,
casi blancos, típicos de la isla. En Barcelona son bastante difíciles
de conseguir (si alguien sabe dónde, por favor que me lo diga). Son
bastante más tiernos que los verdes oscuros, cosa que permite comerlos
enteros con mayor agrado, y creo que algo más sabrosos. Pero no os
preocupéis; si sólo encontráis los de siempre, saldrán deliciosos
también.

Gracias a la enorme generosidad de nuestro amigo Lau, al regresar de
San Francisco pasamos una semana en Menorca poniéndonos al día
con el sol y la vitamina D que nos faltó en la ciudad de la niebla. La
semanita anual en casa de Lau en Ciutadella de Menorca es desde hace
cinco años un oasis en el que pasamos unos días muy en familia,
reponemos energías, no hacemos mucho y comemos muy bien. Como
criaturas de la costumbre que somos, básicamente repetimos la misma
rutina durante los siete días: desayuno en el Bar Imperi (donde B. e
I. pueden jugar al ajedrez y yo me deleito con las mejores tostadas
integrales con tomate y aceite) o Ulises, compra en el mercado
(pescado o marisco a diario, verduras y frutas locales los miércoles y
sábados), cocinada y comida en el patio de la casa, gran siesta, playa
a última hora de la tarde, cena en casa y a veces helado en Sa
Gelateria
(artesanal si los hay) por la noche.

El pesar de dejar San Francisco–con los farmer's markets y sus
productos sin par–se amortiguó con la gran calidad de la comida
menorquina. En una estadía hace ya unos años compré allí el libro Menorca gastronomía y
cocina (con cocina y estilismo de mi querida Ana Torrontegui), y desde entonces cada año lo llevo conmigo a la isla porque las recetas no salen igual en Barcelona, porque los
ingredientes no son exactamente los mismos.

Esta receta de calabacines rellenos es una de las que más repito; es infalible y un favorito de
la familia. Hice unos pequeños cambios a la receta original; podéis
crear las vuestras. Imagino que para los que coméis lácteos un poco de
parmesano le quedaría muy bien. También se podría intentar con arroz
en vez de pan rallado.

Son bastante suculentos; esta vez hice mucha cantidad y los comimos de
plato principal junto con una ensalada de judías verdes finas, tomates
de la isla y albahaca fresca. También se puede servir como acompañante
de algún pescado a la plancha. También quedan deliciosos al día
siguiente, ya que los sabores se concentran más (pero es difícil que
lleguen!).

Calabacines rellenos de Menorca
Basado en receta de Menorca gastronomía y cocina de Triangle postals

Ingredientes:
4 calabacines medianos (si son los blancos, tanto mejor)
2 tomates maduros
2 dientes ajo
4 cucharadas pan rallado
3-4 cucharadas aceite de oliva
Sal y pimienta
1 hora laurel
2 huevos
Albahaca o perejil fresco picado, para servir

Poner a hervir abundante agua con sal en una olla grande. Quitar sólo
la punta del calabacín que se conecta con la planta (dejar la otra
intacta) y cortar los calabacines por la mitad a lo largo. Hervirlos
durante 10 minutos. Colar, enjuagar con agua fría, dejar escurrir boca
abajo sobre papel de cocina o un trapo limpio. Una vez que se hayan
enfriado lo suficiente para manipularlos, vaciar el centro de los
calabacines con una cucharita, cuidando de no llegar demasiado al
borde para que mantengan la estructura. Colocar los cuerpos huecos
sobre una placa de horno pincelada con aceite y reservar.
Pelar los tomates: Hacer una cruz con un cuchillo filoso en la parte
de abajo de cada tomate y sumergirlos durante 30 segundos en agua
hirviendo. Quitar, pasar por agua fría. La piel se podrá pelar
fácilmente agarrando desde la puntita de lo cortado abajo. Quitar las
semillas del tomate y picarlo.
Picar los dientes de ajo.
Calentar 2 cucharadas de aceite en una sartén. Añadir los tomates y el
ajo, la hoja de laurel y una pizca de sal. Dejar sofreír a fuego lento
durante 10-15 minutos. Luego añadir la pulpa del calabacín picada y
dejar cocinar 5 minutos más. Apagar el fuego. Quitar el laurel.
Batir los huevos en un bol. Incorporar al sofrito junto con 3
cucharadas de pan rallado. Mezclar bien y con una cuchara rellenar los
calabacines. Espolvorear con el pan rallado restante y un chorrito de
aceite de oliva por encima. Hornear durante media hora a horno bajo.
Los últimos minutos se pueden hacer bajo el grill para que se doren
bien. Servir a temperatura ambiente, con el perejil o la albahaca por
encima.