Crema de espinacas para finales del invierno

En Barcelona la primavera por fin llegó! Después de uno de los inviernos más fríos y duros que recuerdo de mis 13 años aquí, empiezo a entrever un momento cercano y codiciado: el del primer picnic del año. 

Aún así, las mañanas y tardes siguen fresquitas; cada noche cuando me meto en la cama las mantas no me sobran y yo, que siempre tengo frío, sigo necesitando calor a la hora de cenar. 

Por otro lado, la llegada de la primavera crea nuevas necesidades energéticas; hace falta cambiar gradualmente no sólo los alimentos (cosa que el mercado ya hace por nosotros) sino también la manera de cocinarlos. Poco a poco iremos necesitando cocciones más cortas, un poco de crudos y más frutas. Mientras en invierno la función energética que prima es la de calentar, en primavera depuramos los excesos (de grasa, de calor) que tanta comida contundente de invierno puede haber dejado en nuestro cuerpo. El hígado, si nos hemos pasado un poco, sufre esos excesos, se resiente, se contrae. Necesita menos aceite y más verde para relajarse.

Esta sopa la preparé para este preciso momento: tiene el verde de la espinaca que depura y alegra al hígado, pero con la textura cremosa y la temperatura todavía para el final del invierno. La hice un domingo por la mañana, justo antes de ir a comer calçots, y sabía que después de la deliciosa pero pesada salsa romesco (un favorito total; prometo post con receta en breve), sería un báslamo para el cuerpo. Efectivamente, fue todo un acierto.

Se puede tomar calentita o incluso fría. Tras el domingo de comida tardía y contundente, no me apetecía cenar más que esto, pero les paso una idea que me pasó Rebeca el otro día como guarnición de las cremas, para dar algo que masticar: rallar un poco de tofu ahumado, que se puede saltear con un pelín de aceite y unas gotas de salsa de soja, y echar por encima. Esto le añade a la crema sabor, consistencia y proteína. 

Crema de espinacas
Ingredientes:
1 manojo espinacas frescas
2 puerros
1 patata pequeña (para dar consistencia)
1 chirivía (para dar dulzor)
1 pizca sal
leche de arroz
miso blanco
unas hebras azafrán o cúrcuma
aceite de nuez, opcional
tofu ahumado rallado, como guarnición

Hervir un poco de agua y pon a remojar el azafrán en una taza pequeña.
Echar un chorrito de aceite en una olla y añadir los puerros cortados en rodajas con una pizca de sal. Remover unos minutos, hasta que estén tiernos pero no dorados. Añadir la patata y la chirivía peladas y cortadas en trozos grandes y agua hasta la mitad. 
Hervir tapado a fuego mínimo durante unos 12 minutos, hasta que las verduras estén tiernas.
Mientras tanto, lavar las espinacas y quitar los cabitos duros.
Sin escurrirlas, añadir a la olla y tapar (se cocerán con el mismo vapor y el agua de las espinacas) y dejar a fuego mínimo unos 2-3 minutos. 
Añade la leche de arroz a gusto hasta conseguir una consistencia cremosa (aprox. 1 taza) y 2 cucharadas miso blanco. 
Hacer puré.

Servir con un chorrito de aceite de nuez por encima, y/o un poco de tofu ahumado rallado.