Mis primeras manzanas al horno

Hace unos días fui a ver a un médico natural, el conocido Dr. Jorge Pérez-Calvo, cuyo libro Nutrición energética y salud ya era un referente, de donde sale uno de mis postres favoritos (una especie de crumble que él llama manzanas con granola). Muchas veces es fácil ver a los otros, y hacerles recomendaciones, pero nos cuesta vernos a nosotros mismos, y quería la opinión de un experto en el tema para saber cómo puedo mejorar mi alimentación para la salud. La cuestión es que, por lo que vio, me dio una dieta bastante parecida a la que ya hago, pero la gran diferencia es que me recomendó abstenerme de todo lo crudo durante un tiempo. Esto es lo único que cuesta un poco, sobre todo en esta época en que vuelven a apetecer las ensaladas y las frutas (hace un par de años ya aprendí a que por mi constitución y condición, era mejor no tocar la ensalada durante los meses de frío). Además, llevo años comiendo mi manzana diaria (según el dicho en inglés "an apple a day keeps the doctor away") y es lo único que realmente echo de menos. Así que desde hace unos días estoy haciendo postres con manzana cocida.

Empecé por la clásica compota, luego una tarta de manzana con masa de copos de avena (también receta de Pérez-Calvo), y hoy hice mis primeras manzanas al horno.

Yo asocio las manzanas al horno a postre de abuelita, seguramente porque me remiten directamente a mi tía Pola, hermana de mi abuela paterna que no tuvo hijos y fue una tercera abuela para mí. Ir a comer a su casa era un placer; aunque fuéramos sólo mi hermana y yo, o incluso yo sola, siempre ponía una mesa impecable y elegante, como si fuera para la nobleza: manteles blancos almidonados, porcelana fina, cubiertos de plata, flores frescas. Cada comida era por completo casera y deliciosa. El menú no variaba demasiado: ñoquis o ravioles caseros con salsa de setas, o canelones de espinacas, acompañado de alguna verdura que solía ser coliflor al estilo polaco (denominación propia; la coliflor entera hervida, con generosa ración de pan rallado y mantequilla gratinado por encima), y de postre o frutillas maceradas con jugo de naranja o manzanas al horno. Y helado, siempre. Que ella dejaba un rato fuera del congelador para que se ablandara un poquito. Un típico repertorio bien argentino, nada acorde con sus orígenes mitteleuropeos. Ella daba las órdenes pero la realización del asunto correspondía a Laura, Laurita, su fiel dama de compañía hasta la muerte (y Laura la sobrevivió por poco tiempo, seguramente murió de la pena de perderla), una señora muy fea físicamente pero cariñosa como ella sola, de poco más de un metro de estatura, que fumaba a escondidas en su habitación detrás de la cocina. Camilita, Camilita me decía Laura; yo ya tenía mis veintipico, pero ella me seguía viendo como la pequeñaja a la que intentaba engordar con "yemita" (yema de huevo cruda batida con azúcar).

Siempre que aparece la opción de manzana al horno en un menú la pido, y realmente no sé por qué nunca la había hecho en casa. No quise consultar ninguna receta. Cerré los ojos e intenté recuperar los sabores y aromas de las de la tía Pola y Laurita. Así la hice y los resultados fueron un viaje proustiano a la infancia.

Me encantaría recibir comentarios sobre vuestras versiones del "comfort food", aquellas comidas que os devuelven a la infancia y dan sensación de calidez, seguridad y confort. Espero los comentarios comiendo manzana al horno.


Manzanas al horno 
Ingredientes para 4 personas: 
4 manzanas Golden 
1 rama de canela 
4 trocitos de ralladura de limón 
un par de cucharadas de jugo concentrado de manzana 
un poco de agua 
una pizca sal

Precalentar el horno a unos 180ºC. Quitar el corazón de las manzanas (hay unos aparatitos perfectos para esto) pero reservar el trozo inferior. Colocar las manzanas en una fuente para horno (yo usé cazuelas de barro individuales) y poner dos dedos de agua buena. Rociar los huecos de los corazones de las manzanas con unas gotas de jugo concentrado de manzana, una pizquita de sal marina, y un trocito de ralladura de limón (también se puede poner en el agua). Insertar un trozo de canela en rama en el corazón de cada manzana. Hornear durante 1 hora o hasta que las manzanas estén completamente reblandecidas, casi deshechas. Dejar enfriar y servir.