Tarta integral de manzana con crumble

Llegó definitivamente el otoño y, con él, la temporada de postres de cocción larga con frutas de estación como manzanas, peras, membrillos (el otro día lo hice por primera vez!). La manzana es mi fruta favorita durante todo el año, y ya no me da vergüenza admitir que la prefiero incluso a un jugoso melocotón o un bol de fresas bien rojas. La versatilidad de la manzana es uno de sus mayores dones; cruda, jugosa y crocate, en compota, al horno, en infinitas tartas combinadas con otras frutas (melocotón, pera, ruibarbo, fresas...), incluso me gusta rallada y oxidada con un toque de melaza y unas nueces tostadas. 

Este post se podría convertir fácilmente en un elogio a la manzana. La única variedad de manzana que no suelo consumir es la Granny Smith, con la que tengo un recuerdo sensorial asociado con los años de la adolescencia en que vivía a dieta y me llevaba (como casi todas mis compañeras de colegio) una manzana verde y ácida cada día para el recreo de media mañana. Recuerdo cómo mirábamos mientras otros y otras, más afortunados, compraban sus sandwiches calientes mientras nosotras, en invierno y verano, observábamos a la distancia con la bola verde en mano, tan grande que nos llevaba el recreo entero terminarla. Incluso recuerdo haber probado la dieta de la manzana, en la que durante varios días no comía otra cosa que más y más manzana. No, todavía no me apetece volver a intentar con la Granny Smith. 

Cuando viajo muchas veces añoro vivir en un lugar con más variedades de manzanas. El Union Square farmer's market de Nueva York es una fiesta de manzanas en esta época del año, con 30 variedades (Nueva York es el segundo estado de Estados Unidos que más manzanas produce, cosa que aprendí esta semana aquí), y puedes tomar sidra calentita mientras aprendes los deliciosos nombres de variedades que se están recuperando y creando.  

Habréis visto que gran parte de los dulces que incluyo en el blog están hechos con manzanas: como éste, éste o éste

Esta receta de Peter Berley me llamó la atención porque combina una ligera tarta con un crumble (que sigue siendo, creo, mi formato favorito de postres de manzana. Mi hijo Bruno lo celebra.). Está endulzada con sirope de arce, que le da un sabor inigualable. Pero, como no es grato con el bolsillo, también puedes sustituir por agave. También me gustó que la receta partía del aceite de oliva; si bien ya estoy acostumbrada, a veces me canso de tener que sustituir la mantequilla y agradezco que una receta esté pensada así.

A mí me encanta la tarta así tal cual pero para los más atrevidos, la imagino calentita y con un toque de helado de vainilla....


Tarta integral de manzana con crumble
adaptado de P. Berley, The Modern Vegetarian Kitchen

Ingredientes
Para la masa: 

1/2 taza harina integral
1/2 taza harina blanca
2 cucharitas sirope de arce
1/2 cucharita levadura en polvo
pizca sal
4,5 cucharadas aceite de oliva
1/3 taza agua fría

Para el relleno:
1 kilo manzanas (Golden o Royal Gala van bien), peladas y cortadas en rodajas finas
3 cucharadas sirope de arce 
1 cucharada arrowroot o maicena
1 cucharita zumo de limón
1/2 cucharita canela en polvo

Para el crumble:
1 taza harina integral
1/3 taza sirope de arce
1/2 cucharita levadura en polvo
pizca sal
5 cucharadas aceite de oliva 

Precalentar el horno a 190ºC. Preparar un molde redondo desmontable. 

Para hacer la masa, combinar las harinas, levadura, sal en un bol mediano. Ir añadiendo primero el sirope y luego el aceite y mezclar con una cuchara de madera hasta que esté apenas amalgamado. Añadir el agua y mezclar hasta formar una bola. Tendrá un aspecto algo marmolado. Colocar la masa entre dos hojas de papel vegetal y con un rodillo ir haciendo movimiendos desde el centro hacia afuera hasta formar un círculo de aprox. 1/3 centímetro de grosor. Pasar la masa cuidadosamente al molde y apretar con los dedos hacia los bordes. Recortar el exceso. Ponerlo en la nevera mientras preparas el relleno. 

En un bol grande, combinar las manzanas, el sirope de arce, la maicena, zumo de limón y canela. Mezclar bien.

Para hacer la cobertura de crumble, en el mismo bol que usaste para la masa, combinar la harina, el sirope de arce, levadura y sal y mezclar bien con unas varillas. Añadir el aceite y mezclar con los dedos hasta que la mezcla parezca arena mojada con piedritas. 

Quitar el molde de la nevera y rellenar con la mezcla de manzanas. Poner el crumble por encima y repartirla uniformemente por encima del relleno. 

Hornear durante 40-50 minutos o hasta que las manzanas estén burbujeando y la cobertura esté dorada. Dejar enfriar al menos 20 minutos. Servir tibio o a temperatura ambiente.