Arroz japonés con verdes cremosos y boniato

Fue la mejor cena de la semana. Qué satisfacción cuando algo tan rico sale de partes de la comida que la gente suele tirar a la basura. 

Qué acelgas más duras me mandó Xavi esta semana, pensé. Tanto que incluso revisé el pedido pero no había acelgas. Separé tallos de hojas, herví las hojas un ratito pero seguían durísimas. Ahí caí: no eran acelgas, eran las hojas verdes de coliflor! Y entonces lo convertí en esta cena de inspiración japonesa que toda la familia celebró, y yo la que más por cuidar la economía doméstica de manera tan deliciosa.

Desde que leí An Everlasting Meal de Tamar Adler, libro que me impactó por la belleza de su prosa y sus ideas, como conté aquí, empecé a prestar cada vez más atención a utilizar las partes de las verduras que antes descartaba sin reparos, como por ejemplo el verde del puerro o las hojas de verduras de raíz como rabanitos y nabos. Pero nunca había usado las hojas de coliflor. 

Practicando comida de bol para un nuevo proyecto (que os contaré en breve), surgió esta combinación, feliz por lo simple de los ingredientes y la diversidad de texturas y sabores. El arroz, neutro, da la base, el centro. Añadí un par de cucharadas de otros cereales integrales (amaranto, mijo y quinoa) que le dio una textura más crujiente. El amargo del verde se suaviza con la cremosidad de la salsa que los envuelve. Y el boniato, asado sin más, es dulzor puro y sedoso. En casa no nos cansamos, qué pena que su temporada sea tan breve. 

La salsa para los verdes es básicamente esta receta del libro de Adler, con el añadido de medio bloque de tofu japonés, que lo vuelve aún más cremoso y además añade proteína al plato. 

El plato completo, una comida balanceada en sí, se compone de diferentes pasos pero que puedes ir escalonando y algunos de ellos se pueden tener preparados de antemano, como el boniato asado y la salsa; de esta manera sólo queda hervir los verdes y preparar el arroz y juntar el plato.  

Arroz japonés con verdes cremosos y boniato
Ingredientes: 
2 boniatos medianos
1,5 tazas arroz estilo japonés
1 cucharada amaranto
1 cucharada quinoa
1 cucharada mijo
hojas verdes 
para decorar: perejil fresco, semillas de sésamo tostadas
Para la salsa pesto de restos: 
verdes a tu gusto (hojas y tallos de acelgas, hojas de coliflor, etc.) (también puedes usar un manojo de espinacas o acelgas)
2 dientes ajo
1/2 taza aceite de oliva
1/2 cucharita sal
opcional: 1/2 bloque tofu silken

Asar los boniatos, enteros, hasta que estén tiernos (según tamaño). Dejar entibiar y reservar.
Preparar la salsa: poner todos los ingredientes en una olla y añadir agua hasta la mitad. Llevar a ebullición, tapar y bajar el fuego. Cocer hasta que esté tan tierno que se deshaga con la parte de atrás de la cuchara. Pasar por la minipimer. 
Blanquear las hojas verdes: el tiempo variará según el tipo de hojas que uses: las espinacas muy poquito, las acelgas más, las de coliflor ni te cuento...
Preparar el arroz: lavar primero el arroz bajo el grifo hasta que deje de ser blanca el agua. (O utilizar el método tradicional: poner el arroz en un bol, cubrir de agua, revolver con las manos, frotando un poco los granos de arroz, colar. Repetir 3-4 veces.) Colocar el arroz lavado en una olla con el resto de cereales (amaranto, quinoa, mijo). Añadir 2 tazas agua. Tapar. Llevar a  ebullición (te darás cuenta después de unos minutos cuando oigas el burbujeo y la tapa empiece a bailar). Bajar el fuego y cocer 5 minutos. Vuelve a subir el fuego durante 30 segundos para que se seque el arroz. Quitar del fuego y dejar reposar, todavía sin abrir la tapa, durante 10 minutos para que se haga al vapor. 
Para montar el plato: en cada bol poner un poco de arroz. Mezclar las hojas blanqueadas con la salsa pesto de restos. Colocar un poco encima del arroz. Por último, añadir por encima unos trozos de boniato asado. Decorar con perejil fresco y unas semillas de sésamo tostadas.