Fue la mejor cena de la semana. Qué satisfacción cuando algo tan rico sale de partes de la comida que la gente suele tirar a la basura.
Qué acelgas más duras me mandó Xavi esta semana, pensé. Tanto que incluso revisé el pedido pero no había acelgas. Separé tallos de hojas, herví las hojas un ratito pero seguían durísimas. Ahí caí: no eran acelgas, eran las hojas verdes de coliflor! Y entonces lo convertí en esta cena de inspiración japonesa que toda la familia celebró, y yo la que más por cuidar la economía doméstica de manera tan deliciosa.
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