El hummus es una de mis comidas favoritas. Me resulta casi adictivo; cuando tengo un plato de hummus delante no puedo parar. Va bien con todo y a toda hora.
En San Francisco todas las tiendas venden hummus ya preparado, y en muchísimas variedades: hummus con tomate y albahaca, con ajo, con limón y tomillo, etc. Como el país del marketing, los sabores que se inventan crean necesidades de consumir siempre algo nuevo. Después de haber probado algunos este verano (y esta marca está particularmente bien), mi hummus favorito sigue siendo el clásico.
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